DESENGAÑO Y BELLEZA
En busca del tiempo
perdido es la
manera artística en que Marcel Proust (1871-1922) nos recuerda que todo es
finito, que el universo y la perpetuidad están en los detalles y de que solo
nuestras ilusiones y sueños pueden aspirar a la eternidad. Una obra que nos
lleva por la ruta de la verdad real e inesperada. Gran conocedor del corazón y la
razón de los lugares abisales de nuestra alma e identidad y de nuestros deseos
desconocidos y dormidos pero atentos a despertar a la más leve señal. Siete
libros que nos muestran en un lenguaje convertido en arte la vida misma y,
sobre todo, quiénes somos en realidad, qué queremos y anhelamos de verdad. Una
lección magistral y cautivadora sobre el teatro que es la vida, sobre el
simulacro que se necesita para que el mundo siga girando. A pesar, o gracias, a
los corazones rotos.
Uno de los libros que resume las principales ideas y
conceptos de Proust en su obra cumbre es El
almuerzo en la hierba. Una antología seleccionada por Jaime Fernández y
traducida por María Teresa Gallego y Amaya García, publicada por Hermida
Editores. Más de 60 conceptos y su registro en los siete volúmenes con términos
que van desde Adolescencia hasta Vida, pasando por Arte, Envidia, Literatura o
Soledad.
He seleccionado diez que considero como los pilares de su
literatura y que sirven para entender el valor de esta obra cumbre de las
letras. Como prólogo el siguiente pasaje:
"[…]
para dar a conocer la verdad no es necesario decirla, y quizá podamos captarla
con mayor certidumbre, sin necesidad de esperar a las palabras y sin siquiera
tenerlas mínimamente en cuenta, en mil señales externas e incluso en
determinados fenómenos invisibles, que son, en el mundo de los caracteres, lo
mismo que los cambios atmosféricos en la naturaleza física. Quizá podría
haberlo sospechado, pues yo mismo, a la sazón, solía decir a menudo cosas
totalmente ajenas a la verdad, mientras la daba a conocer mediante tantísimas
confidencias involuntarias de mi cuerpo y de mis actos". (del volumen III
de En busca del tiempo perdido).Marcel Proust en 1887. GETTY IMAGES |
TIEMPO
"Sabemos, en teoría, que la Tierra gira, pero de hecho
no nos damos cuenta; el suelo que pisamos no parece moverse y vivimos en paz.
Otro tanto sucede con el Tiempo en la vida. (volumen II)
"Pero a veces el porvenir mora en nosotros sin que lo
sepamos y las palabras que decimos creyendo mentir bosquejan una realidad
cercana". (vol. IV)
"Igual que existe una geometría en el espacio, existe
una psicología en el tiempo, en que los cálculos de una psicología plana no
serían ya exactos porque no tendríamos en cuenta el tiempo ni una las formas
que adopta, el olvido: el olvido, cuya fuerza empezaba yo a notar y que es una
herramienta tan poderosa de adaptación a la realidad porque destruye poco a
poco en nosotros el pasado superviviente que está en constante contradicción
con ella". (vol. VI)
"El
ser que había vuelto a nacer en mí cuando, con aquel estremecimiento de dicha,
oí el ruido ese que les era común a la cuchara que toca el plato y al martillo
que golpea la rueda, y cuando noté el desnivel de los pasos en los adoquines
del patio de Guermantes y del baptisterio de San Marcos, ese ser sólo se nutre
de la esencia de las cosas, sólo en ellas halla la subsistencia y sólo en ellas
se deleita. Se mustia si contempla el presente, en que los sentidos no pueden
proporcionársela, si se fija en un pasado que la inteligencia le agosta, si
espera un porvenir que la voluntad construye con fragmentos del presente y del
pasado a los que desvía aún más de su realidad, no conservando de ellos sino lo
que encaja con la finalidad utilitaria y cicateramente humana que les asigna.
Pero si un ruido oído anteriormente, si un olor notado antaño vuelven a oírse o
a notarse, en el presente y en el pasado a un tiempo, reales sin ser actuales,
ideales sin ser abstractos, en el acto queda liberada la esencia permanente y
habitualmente oculta de las cosas, y nuestro yo auténtico, que parecía muerto,
y a veces desde hacía mucho, pero que no lo estaba en absoluto, despierta y
cobra vida al recibir el alimento celestial que le traen. Un minuto, manumiso
del orden del tiempo ha vuelto a crear en nosotros al hombre manumiso del orden
del tiempo para que sintamos su esencia. Y ese hombre se comprende que confíe
en su alegría; incluso aunque en el simple sabor de una magdalena no parezcan
darse, lógicamente, las razones de esa alegría, se comprende que la palabra
«muerte» carezca de sentido para él; si está fuera del tiempo, ¿qué podría temer
del futuro? (vol. VII).
Marcel Proust, de rodillas, en el centro, en 1892. Del
libro Proust. La memoria recobrada (Plataforma)
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MEMORIA
"Porque los trastornos de la memoria tienen mucho que
ver con las intermitencias del corazón. Es seguramente la existencia de nuestro
cuerpo, que nos parece semejante a una vasija donde está encerrada nuestra espiritualidad,
lo que nos anima a suponer que siempre están en posesión nuestra todos los
bienes interiores, las alegrías pasadas, todos los dolores. Quizá carece no
menos de exactitud creer que estos huyen o que regresan (vol. II)
"Los días van cayendo poco a poco encima de los
anteriores y, a su vez, los entierran los siguientes. Pero todos los días
pasados se quedan depositados en nosotros como en una inmensa biblioteca donde
hay libros más viejos, y algún ejemplar que seguramente nadie pedirá nunca. No
obstante, si ese día pasado, cruzado por el espacio traslúcido de las épocas
siguientes vuelve a la superficie y nos cubre, tapándonos del todo, entonces,
por un momento, los nombres recuperan el significado antiguo; y las personas el
rostro antiguo; y nosotros nuestra alma de entonces; y sentimos, con un
sufrimiento inconcreto, pero que se ha vuelto tolerable y no durará, los
problemas que hace mucho se tornaron insolubles y tanto nos angustiaban a la
sazón. Se compone nuestro yo de la superposición de nuestros estados sucesivos.
Pero esa superposición no es inmutable como los estratos de una montaña. Hay
perpetuamente plegamientos que hacen aflorar las capas antiguas". (vol.
VI)
"Esa era la razón de que hubiese cesado las
preocupaciones referidas a mi muerte en el preciso momento en que reconocí,
inconscientemente, el sabor de la magdalenita, ya que en ese momento la persona
que yo había sido era un ser extratemporal y, por lo tanto, despreocupado de
las vicisitudes del porvenir. Aquel ser nunca había acudido a mí, nunca se
había manifestado sino fuera de la acción, del disfrute inmediato, en todas las
ocasiones en que el milagro de una analogía me había permitido evadirme del
presente. Solo él tenía el poder para hacerme recuperar los días pasados, el tiempo
perdido, ante el que los esfuerzos de mi mente y mi inteligencia siempre iban a
encallarse. (vol. VII)
"El
tiempo que cambia a las personas no modifica la imagen que de ellas nos ha
quedado. Nada resulta más doloroso que esa oposición entre la alteración de las
personas y la fijeza del recuerdo cuando caemos en la cuenta de que tenemos una
vida vagabunda, pero una memoria sedentaria (vol. VII)
Marcel Proust en el Hotel Ritz, de
París hacia 1890-95. Del libro Proust. La
memoria recobrada'
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APARIENCIA Y REALIDAD
“Pero aun desde el punto de vista de las cosas
más insignificantes de la vida, no somos un todo constituido materialmente,
idéntico para todo el mundo y de cuyo contenido pueda cualquiera limitarse a
tomar constancia como si se tratase de un pliego de cargos o un testamento;
nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás. Incluso
ese hecho tan sencillo que llamamos ‘ver a una persona conocida’ es, en parte,
un hecho intelectual. Rellenamos la apariencia física de la persona a la que
estamos viendo con todas las nociones que poseemos de ella y, en el aspecto
global con cuya representación contamos, esas nociones son seguramente las que
más lugar ocupan”. (vol.I)
“Nuestro
error es creer que las cosas suelen presentarse tal y como son en realidad, los
nombres tal y como se escriben, las personas según esa noción inmóvil que proporcionan
de ella la fotografía y la psicología. De hecho no es eso en absoluto lo que
vemos habitualmente. Vemos, oímos, concebimos el mundo de mala manera.
Repetimos un nombre tal y como lo oímos hasta que la experiencia rectifique el
error, cosa que no siemrp sucede (…) No tenemos del universo sino visiones
informes, fragmentadas, y que completamos con asociaciones de ideas
arbitrarias, que crean sugestiones peligrosas”. (vol. VII)
Manuscrito de Por el camino de Swann.
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CREACIÓN, LITERATURA Y LENGUAJE
“La impresión es para
el escritor lo que la experimentación para el científico, con la diferencia de
que en el científico la labor de la inteligencia es anterior y en el escritor
llega después. Lo que no hemos tenido que descifrar ni aclarar mediante un
esfuerzo personal, lo que ya estaba claro anteriormente a nosotros, no es
nuestro. Solo procede de nosotros lo que sacamos de la oscuridad que llevamos
dentro y de la que nada saben los demás”. (vol. VII)
“…para escribir el libro esencial, el único libro auténtico,
un gran escritor no tiene que inventárselo, en el sentido usual, puesto que
existe ya en todos y cada uno de nosotros, sino traducirlo. El deber y la tarea
de un escritor son los de un traductor” (vol. VII)
“…los libros auténticos tienen que ser hijos no de la plena
luz y la charla sino de la oscuridad y del silencio”. (vol. VII)
Literatura: "[…] el hábito determina tanto el estilo
del escritor cuanto el carácter del hombre, y el autor que se ha conformado en
varias ocasiones con alcanzar, al expresar lo que piensa, una forma un tanto
grata, está asentando así para siempre los límites de su talento. (vol. II)
Lenguaje:
"[…] en aquella época aún pensaba que las palabras eran la forma de
contarles a los demás la verdad. Incluso las palabras que me decían depositaban
con tanta eficacia su significado inalterable en mi mente sensible que me
parecía del todo imposible que alguien que hubiera dicho que me quería no me
quisiera […]. (vol. III)
'Tarde de domingo en la isla Grand jatte', de Seurat.
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RELACIONES SOCIALES
"La ignorancia en que nos hallábamos de esa brillante
vida de sociedad que llevaba Swann se debía en parte, claro está, a que era de
carácter reservado y discreto; pero también a que, a la sazón, la clase media
tenía de la sociedad una idea que recordaba hasta cierto punto a la que tienen
en la India y consideraba que se componía de castas cerradas en que todos
ocupaban desde que nacían el mismo rango que sus padres y de las que nada, a no
ser los azares de una carrera excepcional o de un matrimonio inesperado, nos
podía sacar para situarnos dentro de la casta superior". (vol. I)
"Las tres cuartas partes de los esfuerzos ingeniosos y
de las mentiras fruto de la vanidad, tan habituales desde que el mundo existe
en personas a quienes, de ese modo, les hacían de menos, se los prodigaron
éstas a los inferiores. Y Swann, que era sencillo y descuidado con una duquesa,
temía que lo despreciasen y era afectado en presencia de una doncella".
(vol. I)
"[…] hay momentos en los que necesitamos salir fuera de
nosotros y aceptar la hospitalidad del alma de los demás, a condición de que
esta alma, por humilde y fea que nos parezca, sea un alma ajena". (vol.
III)
CELOS
“… como supe que más adelante, una angustia como esta lo
estuvo atormentando muchos años y nadie como él habría podido comprenderme;
supo de esa angustia que da saber que la persona amada está en un lugar de
diversión donde no estamos nosotros, adonde no podemos ir a reunirnos con ella
por el amor, ese amor al que está predestinada esa angustia, como quien dice, y
que la acaparará y la convertirá en especialsita suya”. (vol. I)
“Por lo demás, los celos son una de esas enfermedades
intermitentes de causa caprichosa, imperativa, siempre idéntica en el mismo
enfermo y, a veces, diferente por completo en otro. (…) No hay celoso cuyos
celos no admitan ciertas derogaciones. Hay quien consiente en que lo engañen
con tal de que se lo cuenten; y otro, con tal de que se lo oculten; en lo cual
no es aquél menos absurdo que este, ya que si a este lo engañan más, puesto que
le esconden la verdad, aquél exige en dicha verdad el alimento, el crecimiento
y la renovación de los sufrimientos que padece”. (vol. V)
“Y resulta así que los celos son interminables, pues incluso
aunque el ser amado hubiera muerto, por ejemplo, y no pudiera ya causarlos con
su comportamiento, ocurre que hay recuerdos que, posteriormente a cualquier
acontecimiento, se portan de forma tal en nuestra memoria como si fueran
también acontecimientos, unos recuerdos que no habíamos aclarado hasta ahora y
a los que basta con que reflexionemos, sin ningún hecho exterior, para darles
un sentido nuevo y terrible (…) Por lo tanto no debemos temer en el amor, como
sucede en lal vida cotidiana, solo el porvenir, sino, además, el pasado, que
muchas veces no cobra realidad para nosotros más que después del porvenir, y
nos estamos refiriendo solo al pasado del que nos enteramos a posteriori, sino
de ese que llevamos mucho conservando por dentro y que, de pronto, aprendemos a
leer”. (vol. V)
“Los celos son también un demonio que es imposible exorcizar
y regresan siempre para encarnarse en una nueva forma”. (vol. V)
“Es asombroso qué poca imaginación tienen los celos, que se
pasan la vida haciendo, sin salir de la falsedad, suposiciones de poca monta,
cuando de lo que se trata es de descubrir la verdad”. (vol. VI)
·
“…puesto
que para los celos no existen ni pasado ni futuro y que lo que imaginan siempre
es presente”. (vol. VI)
'El triunfo de Venus', de Bronzino.
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AMOR
“Que creamos que una
persona es partícipe de una vida desconocida en que nos introduciría su amor,
eso es lo que requiere el amor para nacer, y lo que más le importa y lo mueve a
no tener muy en cuenta todo lo demás”. (vol. I)
“El amor físico, tan injustamente desacreditado, fuerza de
tal modo a cualquier persona a mostrar hasta las mínimas parcelas de bondad que
en ella residen y su capacidad de entrega, que su entorno más inmediato la ve
resplandecer”. (vol. I)
“Pero, a la edad, un tanto desengañada ya, a la que se
estaba acercando Swann y en que sabemos contentarnos con estar enamorados por
el gusto de estarlo, aspirando muy poco a la reciprocidad, esa aproximación de
los corazones, aunque no sea ya, como en la primera juventud, la meta hacia la
que tiende necesariamente el amor, no por ello deja de existir una asociación
de ideas tan fuertemente vinculadas al amor que puede convertirse en causa de
amor si aparece de forma previa. Antes soñábamos con poseer el corazón de la
mujer de la que estábamos enamorados; más adelante, notar que poseemos el
corazón de una mujer puede bastar para que nos enamoremos de ella. Y así, a esa
edad en que parecería, porque buscamos sobre todo en el amor un placer
subjetivo, que la parte del gusto por la belleza de una mujer debería ser
preponderante, puede nacer el amor —el amor más físico— sin que exista en su
base un deseo previo.
En esa época de la vida hemos padecido ya el amor varias
veces; ya no evoluciona él solo según sus propias leyes desconocidas y fatales
ante nuestro corazón asombrado y pasivo. Le echamos una mano, lo alteramos con
la memoria y con la sugestión. Vuelven los recuerdos, al reconocer uno de sus
síntomas, y propiciamos que vuelvan a nacer los demás. Como nos sabemos ya la
canción, que llevamos grabada entera por dentro, no necesitamos que una mujer
nos diga cómo empieza —comienzo repleto de la admiración que inspira la
belleza— para saber cómo sigue. Y si ella la empieza por la mitad —en ese punto
en que los corazones se aproximan, en que se habla de no vivir ya sino uno para
otro— estamos ya lo bastante acostumbrados a esa música para alcanzar en el
acto a nuestra pareja en el pasaje en que nos está esperando”. (vol. I)
“No cabe duda de que pocas personas entienden el carácter
puramente subjetivo de ese fenómeno que es el amor y que consiste en algo así
como la creación de un apersona añadida, diferente de esa que lleva en sociedad
el mismo nombre que nosotros y cuyos elementos proceden en su mayoría de
nosotros mismos”. (vol. II)
“… si la vida no les trae cambios a nuestros amores, seremos
nosotros quienes querremos traerlos o fingirlos, y hablar de separación, pues
hasta ese punto notamos que todos los amores y todas las cosas van
evolucionando velozmente hacia el adiós. Queremos llorar las lágrimas que
vendrán con ese adiós mucho antes de que llegue”. (vol. V)
“… amar es un maleficio como esos que salen en los cuentos,
contra los que nada se puede hasta que concluye el sortilegio”. (vol. VII)
'Niños en el pasto', de Winslow Homer.
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IMAGINACIÓN
"Intentamos hallar en las cosas, que un hecho así ha
convertido es muy valiosas, el reflejo que proyectó en ellas nuestra alma; nos
decepciona comprobar que, al natural, parecen carecer de ese encanto que le
debían, en nuestros pensamientos, a la vecindad con determinadas ideas; hay
veces en que convertimos todas las fuerzas de dicha alma en habilidad y en
esplendor para influir en personas a las que notamos, desde luego, más allá de
nosotros y a las que nunca alcanzaremos”. (vol. I)
“Nos hallamos todos en la obligación, para que la realdiad
nos resulte soportable, de cultivar unas cuantas locuras menores”. (vol. II)
“Siempre se nos olvida (que la hermosura y la felicidad) son
individuales y, al sustituirlas en nuestras mentes por una categoría
convencional que elaboramos, haciendo algo así como el promedio de las diversas
caras que nos han agradado y de los placeres que hemos conocido, no tenemos
sino imágenes abstractas que son lacias y desabridas porque carecen precisamente
de ese carácter de cosa nueva, diferente a lo que ya conocíamos, ese carácter
que es lo propio de la hermosura y la felicidad”. (vol. II)
“…hay siempre menos egoísmo en la pura imaginación que en el
recuerdo”. (vol. IV)
“…mi destino era no perseguir sino fantasmas, seres cuya
realidad tenía yo, en buena parte, en la imaginación; hay personas,
efectivamente, -y tal había sido mi caso desde la juventud- para quienes todo
cuanto posee un valor fijo que otros pueden comprobar; el dinero, el éxito, las
posiciones elevadas no cuenta; lo que necesitan los fantasmas. Por ello
sacrifican todo lo demás, arbitran todos los medios y lo ponen al servicio de
poder encontrarse con tal o cual fantasma. Pero éste no tarda en desvanecerse,
entonces, persiguen a otro, sin que ello impida que vuelvan después al
primero”. (vol. IV)
Enlace a noticia de El País
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