A cien años de su nacimiento, el 7 de noviembre de 1913, Albert Camus
sigue gravitando como una figura mítica de la literatura francesa y mundial,
tanto por su pensamiento visionario o su sed de justicia como por su
trayectoria excepcional.
De los barrios populares de Argel al premio Nobel de literatura a
los 44 años, su destino excepcional se detuvo trágicamente a los 46 a causa de un accidente de
automóvil en el centro de Francia, el 4 de enero de 1960.
"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer, no lo sé.": a los 29
años, Camus iniciaba con ese inolvidable principio su trayectoria entre los
grandes autores universales. Con cerca de ocho millones de ejemplares vendidos,
'El extranjero', su primera novela, publicada en 1942 y traducida a unas
cuarenta lenguas, es un éxito absoluto.
'La peste' vendió más de cuatro millones de ejemplares y las
ventas de sus libros aumentaron un 4,5% entre 2008 y 2012, según Gallimard, su
editor francés, que considera a Camus como "el escritor francés más famoso
del siglo XX, el más citado, y el más traducido en el exterior". Su obra
incluye unos 30 libros, contando las piezas de teatro.
Ante tal popularidad, muchos quisieron reapropiarse de este hombre
libre, pero aunque Camus sigue deslumbrando o molestando, nadie puede
apoderarse de él, afirma Frederic Worms, director del Centro internacional de
filosofía francesa de la Escuela normal superior (ENS). Según Worms, Camus,
cuyas temáticas literarias pueden interesar por igual al lector
latinoamericano, indio o chino, no ha perdido actualidad. Experiencias como la
economía solidaria, el microcrédito, el acompañamiento de personas en fin de
vida e incluso las revoluciones árabes, son todos fenómenos "muy
camusianos", estimó. Esos temas tocan a menudo el corazón de su filosofía:
"resistir y poner límites para luchar contra la muerte y la miseria,
prohibir la pena de muerte, no recurrir al terror en la guerra contra el
terror", destaca Worms.
El
filósofo de lo absurdo
Filósofo accesible, lo es a través de sus novelas, que describen
experiencias humanas concretas y sensuales, en su evocación de la naturaleza y
del amor ('Bodas en Tipasa'). Camus tiene una mirada humanista sobre el planeta
y milita a favor de una mayor justicia y libertad, aunque admite los límites de
la condición de ser humano mortal y la absurdidad del mundo.
Camus nació en Argelia en un entorno sumamente modesto, lo cual
desde un principio lo distingue de otros intelectuales franceses. Su madre,
limpiadora, no sabe leer ni escribir. Fue su maestro de escuela, consciente de
sus capacidades, el que lo estimula a seguir sus estudios. A él le dedica Camus
en 1957 su discurso del Nobel.
"Camus conquistó la lengua francesa en la secundaria, no le
fue dada como a su enemigo Jean-Paul Sartre, un burgués", destaca uno de
sus biógrafos, el periodista Olivier Todd.
Camus decía sentirse "embarcado más que comprometido".
En 1942, instalado en París, entra a la redacción de 'Combat', uno de los
títulos clandestinos de la resistencia, publicación de la que será el principal
editorialista. Publica el mismo año 'El mito de Sísifo', un ensayo en el que expone
su filosofía del absurdo: el hombre está a la búsqueda de una coherencia
ausente de este mundo. "Una de las pocas posiciones filosóficas
coherentes, es la rebelión", escribe. Pero Camus plantea la cuestión de
los medios: no todos son aceptables para alcanzar el fin.
Comprometido con la izquierda, denuncia el totalitarismo de la
Unión Soviética en 'El hombre rebelde' (1951) y discute con Jean Paul Sartre.
Durante todos estos años, Camus es un hombre solo y la guerra de
Argelia lo aísla aún más. Su llamado a la "tregua para los civiles",
lanzado en 1956, lo aleja de la izquierda, favorable a la independencia de
Argelia.
Con motivo de su
centenario, la Escuela Normal Superior (ENS) y la Universidad Norteamericana de
París organizarán los 3 y 4 de diciembre un coloquio internacional sobre el
escritor, con la participación de expertos de los cinco continentes, incluyendo
universitarios de China e India.
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